jueves, 29 de diciembre de 2011

CUERPO CAMBIADO

Aún no se recuperaba de la conmoción, había quedado mejor de lo que se imaginaba.  Pensaba Lorena mientras se miraba al espejo, aún así no masticaba la idea de verse distinta, pero ¡bah !, que importaba, ahora tenia un cuerpo envidiable. En primer lugar sus senos y derriere se los siliconeo, además de perfilarse la nariz. Ya no contaba más con ese mentón que ella consideraba horrible ,y aquellas bolsas en los ojos se habían ido para siempre. Los  cambios en  el cuerpo de Lorena eran notorios y en especial su actitud empezaba a tornarse de cierta aura color marrón.

Lorena, ella sola, letargada,  frente al espejo empezaba a vana gloriarse de todo lo que era ella era ahora, de lo que representaría su vida de hoy en adelante. Vociferaba en una actitud pedante lo bien que se sentía haberse desecho de sus razgos  étnicos justificándose así los problemas que estos le habían traído a su vida. Recordó la vez que cumplió años. En aquella ocasión Lorena acompañada de Susan y Maria Patricia,  sus dos grandes amigas, fuerón a una discoteca  de clase alta, lo sucedido fue que el guardia de la discoteca,  le negó el derecho de admisión a aquel recinto por no "parecerse" a sus amigas. Sus amigas protestaron amenazando al guardia diciéndole "con quien crees que hablas serrano de mierda, no sabes en que te has metido".Finalmente ninguna entro a aquel lugar. Susan y María Patricia  estaban ofuscadas pero Lorena estuvo seria por un buen rato. Luego encontrarón otro lugar donde divertirse, con gente linda. Y el asunto quedo olvidado, o eso creía.
  
Los padres de Lorena eran  hijos de empresarios adinerados. Sus abuelos paternos originarios del departamento de Pucalpa se habían dedicado a la recolección del Cacao y por ello recibieron un galardón, y con ello una fuerte suma de dinero lo que les permitió hacer el imperio del cacao, para luego conquistar Lima. Por otro lado los abuelos maternos se dedicaban a confeccionar carteras de cuero en el emporio comercial de Gamarra. Así, con el tiempo ambas familias habían adquirido un status social alto.  Lorena nunca conoció a ni a sus abuelos paternos ni maternos y sus padres siempre la mantuvieron en su cajita de cristal.

Lorena volteaba su rostro sin quitar la mirada del espejo, y seguía recordando pasajes de su vida, de la universidad y del trabajo, de su matrimonio. Su vida no había sido una desgracia, al contrario siempre lo tuvo todo y regularmente le había ido bien. Era jefa del área de recursos humanos, tenía un esposo maravilloso y unos hijos preciosos. Se seguía viendo al espejo y recordó aquel comentario desatinado que hizo un empleado de su área, al referirse a esos "cholos" con cargos públicos. "Yo no soy una acomplejada" - pensó ella en aquel momento. Los días siguientes se distraía, y aquel comentario del empleado rondaba  en su cabeza como si fuera el zumbido de una mosca. Luego aquella pesadilla en la que parecía oír las voces de María Patricia y Susan insultando a aquel guardia de la discoteca.

Luego de aquella pesadilla, Lorena le comunico a su esposo que se operaria. Él respeto su decisión y sus pequeños hijos apenas entendían lo que ella les explicaba. Pensó ella que quizá sus hijos nunca sabrían que rostro tenía su madre realmente. Ellos la verían siempre con su rostro nuevo.

Lorena frente al espejo se repetía que no era una acomplejada, que nunca se avergonzó de su origen. Se miro otra vez, pero esta vez sin tanto agrado, extrañaba alguna parte de lo que era ella antes.

Lorena se quedo contemplando su cuerpo frente al espejo. Las vendas que envolvían su cuerpo la amarraban como si se tratase de una momia.




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